martes, 2 de noviembre de 2010

La estación espacial internacional cumple diez años habitada permanentemente


Según los planes iniciales, diez años era el plazo total de vida útil del ingenio orbital, pero hoy los especialistas consideran que podrá ser utilizada hasta 2020.
Su historia tripulada comenzó el 2 de noviembre de 2000, cuando la Soyuz TM-31 se acopló al laboratorio orbital con sus primeros tres inquilinos, los cosmonautas rusos Yuri Gidzenko y Serguéi Krikaliov y el astronauta estadounidense William Shepherd.
Su ocupación fundamental durante su estancia de cuatro meses y medio en la EEI fue poner en funcionamiento todos los sistemas del complejo, y el principal reto matar los ratos libres, ya que entonces la plataforma carecía de cosas tan elementales para llenar las horas de ocio como una biblioteca o una videoteca.
La construcción de la estación había comenzado dos años antes con el lanzamiento, en noviembre de 1998, del módulo ruso Zariá.
Dos meses más tarde se enganchaba a la unidad rusa el módulo estadounidense Unity como segundo componente del laboratorio orbital; llegó a la EEI a bordo de un transbordador Discovery.
Pero no fue hasta año y medio más tarde cuando la plataforma se convirtió en realmente habitable con el acoplamiento a los puertos del Zariá y el Unity, del módulo de servicio Zvezdá, cuya finalidad era garantizar las funciones vitales del ingenio espacial.
Desde la llegada de la primera tripulación permanente, la plataforma ha contado con 196 inquilinos procedentes de Rusia, Estados Unidos, Canadá, Italia, Francia, Japón, Sudáfrica, Bélgica, Países Bajos, Alemania, Suecia, Malasia y Corea del Sur.
También España y Brasil tuvieron representación en el laboratorio orbital, con los astronautas Pedro Duque (2003) y Marcos Pontes (2006).
La EEI abrió sus puertas a siete turistas espaciales: el estadounidenses Denis Tito (2001) fue el primero en viajar a la plataforma, seguido por el sudafricano Mark Shuttleworth, apodado el "afronauta" (2002) y el norteamericano Gregory Olsen (2005).
Hoy en día, los inquilinos de la EEI cuentan incluso con un gimnasio y disfrutan de una espectacular vista panorámica de la Tierra. En febrero de este año completarán la instalación de un mirador con seis ventanas a los lados y una en su extremo superior, integrado en el módulo Tranquility

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